Por: Gibrán Ramírez

Siguiendo el ejemplo de mi apreciada compañera Astrid, sólo que haciéndolo en un mal momento anímico , con una mala prosa, con una intención muy distinta y con una descripción ardida más de Roger Bartra y Octavio Paz al mexicano, que de mí a México …

Mi amada y deseada, me parece que sólo existes en mi mente

En el no-lugar, más que en lugar que tuviera que ser, más que en el lugar en el que te quisiera tener (yo y algunos más) y aún más que en el deber de tu a veces pensado maravilloso ser.

¿Qué hacer para que me quieras como quiero que quieras a quien se quiere bien?

Tus métodos de existir son los peores (¿existes?), se te quiere por pensarte todo lo opuesto a lo que eres y quizás por desearte en lo que nunca podrás ser.

Quizás lo fulgurante de tus grandes momentos se debe a tu bajeza habitual

¿Hay tiempo de recuperarte? ¿Alguna vez te hemos tenido?

Fruto maldito de un sueño de conquista

Grandeza mestiza inventada, presuntuosa de quien no se conoce más que los defectos heredados de tus dos padres y la traición originaria de tu madre prostituta(¿vejada?).

No odio tu existencia, odio la inexistencia de lo que amo, de lo que amamos muchos, de la fatal inicuidad de lo que festejas.

¡Hija de la chingada perdida en el laberinto de la soledad y encerrada en la jaula de la melancolía!, te dirían algunos…

¿Tenemos que encontrarte?

¿Reivindicarte?

¿Liberarte?

¿Inventarte? ¡Oh amada (¿inexistente?) Patria nuestra!

-Virtual Press Room-