Sublime liberación ~ V i r t u a l P r e s s R o o m

Sublime liberación

Camila despierta, despierta triste. La rutina del inicio de semana la levanta de manera mecánica. Camino a la escuela sólo contempla, percibe, se evade. La interacción con los otros le permite olvidar aquello y sonreír por momentos. Nadie sabe, ninguno sospecha. No pareciera haber algo raro en la alegre Camila.

La mañana va pasando igual que las anteriores, minuto a minuto, hora tras hora; luego, la clase de danza. Comienza la pista y la maestra se sorprende, la felicita; los movimientos de Camila se han vuelto más dramáticos, más consistentes, más expresivos, como si cada uno de sus pasos guardara un enigma. Lo que la profesora no sospecha es la causa de tal mejora: Camila no sólo repite una coreografía, sino comunica su sufrir, su pérdida, su desolación; llora danzando, grita danzando, se libera danzando. Encuentra con todo su cuerpo poder decir lo que con sus palabras le fue imposible. Los límites de su voz, una voz que adolece y que calla, son sobrepasados por el lenguaje del movimiento: sublime y armónico, pasional y arrebatado; su escape perfecto.

Todos en el aula posan sus ojos atentos y conmocionados sobre aquella bailarina que pareciera protagonizar un drama épico, creando una fuerte atmósfera melancólica, desesperada, trágica: Camila hace arte.

La pieza termina, firme, exacta, perfecta, bella. Se escucha estruendoso el aplauso de todos los presentes, y Camila, con una sonrisa, regresa.

Daniela Sánchez. Comunicación. UNAM