Al fin llego el campeonato para el club atlantista, un equipo digno de una final, demostrando porque fue el mejor equipo en el torneo y de la liguilla.

Recordemos bien que en el estadio de CU todo quedó con empate a cero goles, en donde los felinos demostraron porque llegaron a la final, sus embates fueron en gran porcentaje de mayor peligro que los del Atlante. El coraje y la actitud era desatada por los comandados del tuca Ferreti, pues en cada llegada que hubo peligro de gol en ello quedó, porque Vilar no se cansó de desviar los tiros que llevaban etiqueta de gol; la frustración puma más que motivada por la saga atlantista era ocasionada por el gran arquero azulgrana.

Llegaba el día del partido de vuelta de la gran final, estos equipos motivados por sus hinchas, los dos seguían siendo favoritos para llevarse el campeonato, cada aficionado confiaba en su escuadra y por fin llegó la hora, 18:02 hrs, arrancaba el partido y la gran expectativa estaba en su máximo esplendor, Pumas quería ganarse la media cancha, pero el Atlante no se dejaba, todo quedaba en la fuerza de estos 24 guerreros, que no paraban de pelear el balón. Jugadas iban y venían pero no había llegada que atormentará realmente a la afición, y si eso fuera Vilar estuvo atento a todas las jugadas que el equipo contrario hacía, fue así como se fueron los 45 minutos, la moneda seguía en el aire, quince minutos para reorganizar las jugadas y estrategias.

Empezaba el segundo tiempo y los nervios corrían a mayor intensidad, pues en los próximos 45 minutos podríamos saber quien sería el campeón, salvo que se fueran a los inesperados tiempos extras o los dichosos penales, pero los hinchas confiaban en que estos se definieran en este lapso. Como si fuera por varita mágica el Atlante empezó a tener control del partido y sus jugadas empezaron a estar mejor organizadas, los de Ciudad Universitaria comenzaron a tener problemas y descontrol en la media cancha, fue entonces que con una llegada de pumas en el extremo izquierdo fue interceptada por la defensa azulgrana, inmediatamente el “hobbit” Bermúdez auxilió a su compañero y empezó una jugada desde cancha azulgrana haciendo este un quiebre a un contrario para dársela en corto al “chícharo” González que con un excelente paso a profundidad hacia el “capo” Giancarlo Maldonado, la defensa auriazul quedó atrás ante la velocidad del delantero quien se perfilaba solo hacia la portería, Bernal ante esto sale hasta afuera del área grande pero es esquivado por el goleador quien se filtraba para aniquilar la saga contraria, pero la genialidad no quedaba ahí al propinarle un quiebre espectacular a un defensa que nada pudo hacer para que Maldonado introdujera el balón, que ponía al Atlante en ventaja 1-0. Ya había transcurrido el primer tercio de esta segunda parte y los potros se veían dominadores del encuentro, cuando una descolgada por el extremo izquierdo y el balón es centrado por Leandro Augusto para que Solari rematara un frentazo sólido al poste derecho de Vilar, en donde Iñiguez (quien entrara por Sambueza minutos antes) bien ubicado cabeceara para el gol del empate y así tener un encuentro digno de las expectativas, nuevamente la moneda estaba en el aire, nada para nadie y el partido subía de emoción.

La polémica se dio cuando el Atlante intentando reaccionar filtra un balón por el extremo izquierdo, “el hobbit” evade la marca del defensa del equipo contrario, pero es derribado por una barrida que Archundia la marca como una jugada de antifútbol, amonestando al atlantista por dejarse caer, sin embargo grave error del árbitro central, tras perdonar a pumas un claro penal que hubiera dejado quizá la ventaja azulgrana.

Cuando todos pensábamos que los tiempos extras se veían venir, un centro atlantista es despejada por la saga universitaria, quien con su perfil izquierdo Clemente Ovalle lanzó un tremendo disparo que se incrustó en el ángulo superior derecho de Sergio Bernal, sin que este pudiera hacer nada, para así dejar el marcador 2-1 a favor del Atlante tras un tremebundo golazo, disponiendo a pumas con solo 4 minutos para continuar con sus esperanzas, pero el tiempo llegó y el Atlante termina triunfante para coronarse como el digno campeón del fútbol mexicano.

Un partido realmente emocionante, no apto para cardiacos en donde los dos equipos fueron dignos contendientes del cetro, sin embargo uno de ellos tenía que ser el triunfador y ese fue “el equipo del pueblo” que con su carisma y atractivo fútbol conquistó por tercera ocasión un campeonato. Con este encuentro podemos decir que la afición quedó satisfecha y que la gloria quedó para los ganadores y el honor para los vencidos.

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