ZELIG ~ V i r t u a l P r e s s R o o m

ZELIG

“You may be six people but I love you.”
Por: Sebastián "Rojo" Ayala

Woody Allen: escritor, director, actor, cómico, músico, filósofo e intelectual, es, sin duda alguna, uno de los personajes más importantes de los EE.UU del siglo XX. Muchas de sus películas, tales como Annie Hall, Manhattan y Stardust Memories, por mencionar algunas, ya son consideradas como clásicos, e igualmente cautivan a adultos que crecieron viendo algunos de estos largometrajes, como a jóvenes que comienzan a acercarse a su obra.
Las películas de Allen se han caracterizado a lo largo de los años por su estilo original -en el que apenas reconocemos sus influencias-, siempre crítico, irónico y lleno de humor, tratando temas controversiales como el amor y sexo, la doble moral, el fracaso o la muerte.
Uno de sus trabajos, para el cual se tomó tres años en elaborarlo, reúne todas sus cualidades: Zelig. La película proyectada en cines en el año de 1983, narra en forma de un documental falso la vida de una celebridad de los años 20’s y 30’s, Leonard Zellig (Woody Allen), que tiene la singular capacidad de adaptarse física- y mentalmente a la gente que lo rodea, y el intento de la dr. Eudora Fletcher (Mia Farrow) por curarlo de esta enfermedad que todos consideran sensacional.
Zelig es una persona insegura, incapaz de manifestar su propia personalidad y gracias a ello se convierte en chino si está rodeado de chinos, o en un obeso si se encuentra entre puras personas con sobrepeso, ya que es seguro ser como los demás, según sus propias palabras. La comunidad científica lo ve como un enfermo, hacen un sinnúmero de experimentos con él sin llegar a ningún diagnóstico creíble.
Para este entonces la prensa ha hecho de Zelig una celebridad y la gente lo empieza a idolatrar; inventan bailes y escriben canciones sobre el “camaleón humano”, por ejemplo, la de You may be six people but I love you, que hace referencia a su falta de identidad. A pesar de todos los fanáticos y las canciones dedicadas, Zelig no tiene a nadie, no conoce el amor, claro, hasta que la psicóloga Eudora Fletcher se hace cargo de su caso… ella es la única persona que se preocupa por Leonard Zelig, trata de ayudarlo y, finalmente, se enamora de él.
Woody Allen logra hacer una comedia divertida y con toda certeza los hará reir, muy a su estilo; no obstante lo que más llama la atención en éste largometraje en particular, es el empeño que pone el director en hacer parecer el documental como real. Las técnicas utilizadas para la obra del cineasta norteamericano, son las mismas en otras películas de fama mundial, como la de Forest Gump, pero once años antes cuando la tecnología aún no era la misma, tan sofisticada.
Resulta imposible identificar las fotografías y las grabaciones hechas a comienzos del siglo y las hechas especialmente para la realización de éste proyecto durante los primeros años de la década de los 80’s. Zelig aparece entre personajes como Charles Chaplin, Fitzgerald o Adolf Hitler, sin que nosotros notemos fotomontajes u otras técnicas similares. La música igualmente parece ser de antaño, y las entrevistas realizadas en el tiempo presente del documental, cuidan cada detalle para que parezcan imperfectas y, por lo tanto, reales, otorgándole al documental esa credibilidad que Allen busca.
La película, además, comenta implícitamente la influencia y la presión que la sociedad ejerce sobre el individuo, de una manera a veces irónica, otras veces atrevida y muy crítica. Pareciera que a pesar de que Allen relata la historia un personaje de principios del siglo XX , en realidad nos esté invitando a reflexionar sobre la perdida de la individualidad del ser y sobre la ambición banal de fama en la década de los 80’s y, por qué no, de nuestra actualidad.
Recuerdo la primera vez que vi Zelig… no sabía si el documental era pura ficción o si era verídico, hasta que en algún momento noté lo irracional e increíble de la historia del camaleón humano. La película de W. Allen refleja un problema sin duda alguna real, que debe tomarse en serio, y es por eso que usa el formato de documental. No obstante, también es imposible evitar la risa ante tantas parodias y aluciones exaltadas del mismo problema.
Sin duda una obra genial del director nueva yorquino en la que hace uso de una combinación de técnica y comedia impresionante.
-Virtual Press Room-