Qué pasó querido yo estoy aquí muriendo de dolor y tú ni en cuenta…

De ese dolor que cala los huesos pero más el alma, irreconciliable y hondo, insoportable y desesperante…

Pensé que habías cambiado, pero fue sólo porque te conocí en el milagro y cuando habías demostrado tus cualidades más frívolas…

Parecía que había estabilidad, que tú y yo podíamos estar muy bien, que nuestros pasos iban por el mismo camino…

Me ilusionaste con tu bondad y con el júbilo de hacer las cosas diferentes para mí, para tí, para todos…

Sentí tu amor como ningún otro, ayer éramos felices y de pronto y sin avisar todo cambió…

Descubrí tu cara oculta, llena de mentiras y traición, de egoísmo y arrogancia, de prepotencia y a la vez de conformismo…

Por un fugaz periodo me enseñaste que hay otro o por lo menos que puedes dar esa cara, aunque en el fondo sigas igual de pervertido…

Tal vez fuimos muy rápido o no quisiste avanzar o en realidad nunca avanzaste…

Mi querido México aún hay tiempo…

Astrid López Méndez
astridlopezmendez@gmail.com